16 de abril de 2023 / 11:40 a. m.
El Papa Francisco interpeló a los católicos reunidos este domingo en la Plaza de San Pedro para que reflexionen sobre cómo y en qué lugar buscan al Jesús resucitado en este tiempo de Pascua.
“¿Dónde buscamos al Resucitado? ¿En algún evento especial, en algún evento religioso espectacular o llamativo, únicamente en nuestras emociones y sensaciones? ¿O en la comunidad, en la Iglesia, aceptando el desafío de permanecer allí, aunque no sea perfecta?”, preguntó antes del rezo del Regina Coeli este 16 de abril, Domingo de la Divina Misericordia.
El Papa Francisco aseguró que, “a pesar de todas sus limitaciones y caídas, que son nuestras limitaciones y caídas, nuestra Madre Iglesia es el Cuerpo de Cristo; y es allí, en el Cuerpo de Cristo, donde se imprimen todavía y para siempre los mayores signos de su amor”.
“Sin embargo, preguntémonos si en nombre de este amor, en nombre de las llagas de Jesús, estamos dispuestos a abrir los brazos a los que están heridos por la vida, sin excluir a nadie de la misericordia de Dios, sino acogiendo a todos; cada uno como un hermano, como una hermana”, reflexionó.
Luego, el Pontífice recordó que “Dios acoge a todos”.
Este Domingo de la Divina Misericordia, el Papa Francisco hizo una reflexión sobre el pasaje del Evangelio que relata los dos apariciones de Jesús resucitado a los discípulos y en particular a Tomás, el “apóstol incrédulo” (cf. Jn 20, 24-29).
El Santo Padre reconoció que “Tomás, en realidad, no es el único al que le cuesta creerlo, de hecho nos representa a todos en cierta medida”.
“De hecho, no siempre es fácil de creer, especialmente cuando, como en su caso, uno ha sufrido una gran decepción. Después de una gran decepción, es difícil de creer”, continuó.
Refiriéndose al caso específico de Tomas, el Papa recordó que el apóstol “siguió a Jesús durante años, asumiendo riesgos y soportando penalidades, pero el Maestro fue crucificado como un criminal y nadie lo liberó, ¡nadie hizo nada! Está muerto y todos están asustados. ¿Cómo volver a confiar? ¿Cómo confiar en la noticia de que está vivo? La duda estaba dentro de él”.
Sin embargo, –prosiguió Francisco–, Tomás demostró “que tiene coraje”.
“Mientras los demás están encerrados en el aposento alto por el miedo, él sale, con el riesgo de que alguien lo reconozca, lo denuncie y lo arreste. Incluso podríamos pensar que, con su valentía, merece más que los demás encontrarse con el Señor resucitado”, sostuvo.
No obstante, el Papa señaló que fue precisamente cuando Tomás se alejó y se retiró a su comunidad, que Jesús se aparece a los discípulos por primera vez en la noche de Pascua.
“¿Cómo puede recuperarlo? Solo volver con los demás, volver allá, a esa familia que dejó asustada y triste. Cuando lo hace, cuando regresa, le dicen que Jesús ha venido, pero le cuesta creerlo”.
Es en ese momento, cuando Tomás regresa con los demás discípulos, cuando pide ver las llagas de Jesús.
“Y Jesús lo satisface: ocho días después, aparece de nuevo en medio de sus discípulos y les muestra sus llagas, sus manos, sus pies, esas llagas que son prueba de su amor, que son los canales siempre abiertos de su misericordia”, expresó Francisco.
Reflexionando sobre este pasaje, el Papa Francisco resalta que Tomás buscaba una “señal extraordinaria”, pero Jesús le muestra sus heridas “manera ordinaria, viniendo ante todos, en la comunidad, no fuera”.
Según el Pontífice, Jesús quería decirle a Tomas lo siguiente: “si quieres conocerme, no mires lejos, quédate en la comunidad, con los demás; y no te vayas, ora con ellos, parte el pan con ellos”.
“Y nos lo dice a nosotros también. Ahí es donde puedes encontrarme, ahí es donde te mostraré, impresas en mi cuerpo, las señales de las heridas: las señales del Amor que vence al odio, del Perdón que desarma la venganza, las señales de la Vida que vence a la muerte”, agregó.
El Papa Francisco concluyó reiterando que “es allí, en la comunidad”, donde se descubre el rostro de Jesús y que sin ella se torna difícil hallarlo.
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