El Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, advirtió que la antigua cultura cristiana de Occidente ha olvidado sus raíces, y que los principios básicos de la dignidad humana y la libertad están ahora en peligro.
“Los verdaderos enemigos de la libertad humana, la grandeza, la imaginación, el arte, la esperanza, la cultura y la conciencia son los que atacan las creencias religiosas, no los creyentes. La caída de Occidente se debe al olvido de Dios”, dijo el Prelado en una reunión con sacerdotes, seminaristas y laicos el viernes 12 de abril, en el Seminario del Corazón Inmaculado de María en Winona, Minnesota.
Además, dijo que se debe entender que, "cada vez más, los principios morales principales de la Declaración de Independencia, cosas sobre las que los Fundadores podrían decir: ‘consideramos que estas verdades son evidentes’, no son en absoluto evidentes ni permanentes para muchos de nuestros líderes intelectuales y políticos”.
“Los derechos naturales que la mayoría de nosotros los estadounidenses damos por sentado no significan nada si no existe una naturaleza humana permanente, una naturaleza que muchos de los que buscan gobernarnos, o que ya nos gobiernan,rechazan. Y eso tiene consecuencias”, añadió.
El Arzobispo notó una creciente hostilidad pública hacia los valores de la ley natural y dijo que los “inquisidores seculares” buscan imponer una nueva ortodoxia que rechaza las verdades humanas básicas.
“El sexo es su arma de elección, una especie de navaja suiza de confusión de género, licencia sexual y feroz moralización contra cualquier cosa que insinúe la moral cristiana clásica, la pureza, la modestia, la fertilidad y la fidelidad de por vida basada en la complementariedad sexual de mujeres y hombres”, denunció Mons. Chaput.
Mons. Chaput lamentó que la sociedad estadounidense rechace cada vez más la fe en Dios, que una vez fue su rasgo distintivo, y llamó a la fe la fuente perdida de “decencia y vitalidad”.
“La incredulidad, ya sea deliberada e ideológica, perezosa y pragmática, es la religión del estado del mundo moderno. El fruto de esa ortodoxia es el hambre y la destrucción del espíritu humano, y una sociedad sin un propósito superior”.
“Lo que alguna vez fue nuestra nación, hoy corre el riesgo de convertirse cada vez más en una nueva Roma con todos los defectos inhumanos que eso implica”, dijo.
El Arzobispo explicó que los cristianos no están llamados a ser testigos pasivos de los tiempos, sino que cada persona es el sujeto y el autor de su lugar en la historia.
Los cristianos, agregó, tienen el deber de rehacer la sociedad a la imagen de Cristo al oponerse firmemente a la cultura prevaleciente, recordando que las acciones de cada persona tienen consecuencias.
“En la medida en que tratamos de encajar en una cultura que es cada vez más hostil a lo que los católicos siempre han creído, que es lo que hemos estado haciendo durante décadas, repudiamos con nuestras acciones lo que afirmamos que consideramos sagrado con nuestras palabras. Ninguna persona, ni ninguna Iglesia, puede sobrevivir por mucho tiempo con lealtades divididas”, advirtió.
Mons. Chaput también dijo a la audiencia que los católicos tenían el deber de “servir a la verdad diciendo la verdad de la manera más alegre y persuasiva posible”.
“Nuestra fe cambió el curso de la historia y dio sentido a toda una civilización. Y en el Cristo resucitado, Dios nos está llamando ahora mismo, comenzando con los que estamos aquí esta noche, a hacer lo mismo”.
El Prelado dijo finalmente que fue a través de la fe en Dios que la sociedad apreciaba la dignidad de la naturaleza humana y la libertad del alma humana.
“El problema central en la construcción de una cultura cristiana es nuestra falta de fe y la cobardía que produce. Necesitamos admitir esto. Y luego debemos someternos a un camino de arrepentimiento y cambio, y al testimonio desinteresado de los demás”, concluyó el Arzobispo de Filadelfia
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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