LIMA, 15 Ene. 17 / 12:20 pm (ACI).- El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, señaló que “el pecador está enfermo del alma”, y que el único que puede curarlo, el médico, es Jesús.
En su programa Diálogo de Fe del 14 de enero, en la cadena radial RPP, el Cardenal Cipriani señaló que al pecador “no es que le duela la cabeza, le duele el alma. ¿Cómo es el dolor del alma? El dolor del alma es una tristeza interior, una cierta reacción de violencia, una crítica un poco ácida, una impaciencia que no hay quien la aguante, un egoísmo que siempre está buscando lo suyo”.
“Entonces, esta enfermedad del alma, por un lado es fácil de curar, pero no con medicinas. La pastilla más importante es hablar con Jesús: ‘tengo un dolor en el alma, estoy dolido porque mi hijo está un poco preocupado, no lo veo bien encaminado, he tenido una discusión con mi esposa o tengo un enfermo en la familia y no sé qué hacer’”.
“Háblale al médico, a Jesús que estaba con los publicanos y los pecadores”, alentó.
El Arzobispo de Lima explicó que para la curación es necesario “acudir a la confesión”. “Es decir, aceptar delante de Dios: ‘esta es mi enfermedad y estoy arrepentido, no sé qué hacer, estoy harto de mi vida, no estoy contento con lo que hago pero quiero cambiar’”.
En otro momento, refiriéndose al nombre del programa sabatino, el Cardenal Cipriani señaló que “el gran invitado y gran interlocutor siempre es ese Dios que está en el alma de cada uno de ustedes, en cada rincón”.
“Yo no puedo desde aquí darle instrucciones a Dios, yo sugiero unas ideas y Dios va haciendo en el corazón de cada uno un diálogo”.
El Cardenal Cipriani también recordó la Catequesis del Papa Francisco del 11 de enero, sobre los falsos ídolos, y lamentó que “esta es la idolatría que está muy metida en este momento en el ambiente mundial”.
“El Papa dice: ‘ojo con los ídolos’. ¿Qué quiere decir con ídolos? Que esa enorme esperanza que uno pone en Dios, y Dios es capaz de ayudarte en todo, la pones en algo que no es Dios”.
Poner la esperanza en otra cosa y no en Dios, advirtió el Cardenal, “te defrauda”.
“Si pones una enorme expectativa en algo que no es Dios, se convierte en un ídolo. El ídolo te engaña, se presenta como algo muy interesante y cuando llega eso dices: ‘No me da alegría, no me calma el estado de ánimo, no me ayuda’”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 16 de agosto de 2016
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