VATICANO, 02 Sep. 16 / 09:58 am (ACI).- La Madre Teresa de Calcuta era la primera en llegar a la capilla de su casa cada día a las 5 a.m. para iniciar el día en oración. La Misa diaria y la confesión semanal fueron los elementos básicos de la vida espiritual de la próxima santa.
A dos días de su canonización, hoy en el Vaticano la hermana Mary Prema, segunda sucesora de la beata como superiora de las Misioneras de la Caridad, y el postulador de su causa, P. Brian Kolodiejchuk, revelaron varios detalles de la intensa relación de Madre Teresa con la oración.
“En la vida de las religiosas el amor de Jesús era siempre puesto en práctica”. “Durante la oración de la mañana, a las 5 a.m., ella era siempre era la primera en llegar a la capilla para demostrar a Jesús cuánto lo amaba”, explicó Sor Prema.
“Después de la oración y la Misa ella estaba preparada para ayudar a todos. Dedicaba todo el tiempo a dar instrucciones a las hermanas de cómo vivir en modo práctico esta experiencia de espiritualidad, de abandono frente al Señor”, agregó.
“Cada vez que fallábamos en algo ella siempre nos animaba a continuar. Yo siempre he sentido esta cercanía de ella, siempre nos llevaba más cerca de Jesús y de la Virgen María”.
Por su parte, el Postulador de la Causa, el P. Brian Kolodiejchuk, expresó que “es justo que Madre Teresa se canonizada en este Año de la Misericordia porque ella era consciente de la misericordia de Dios y de la pobreza”.
“Este Año nos recuerda que frente a Dios todos buscamos misericordia, somos como mendicantes que tenemos necesidad de amor, perdón y misericordia”.
El sacerdote reveló que “ella se confesaba regularmente al menos una vez a la semana”. “No lo veía como una rutina, sino como importante este encuentro de la misericordia. Conocía las debilidades humanas y debo decir que era particularmente agradecida por el hecho de que sus pecados y debilidades podían ser perdonados gracias al amor de Dios”.
Sobre su crisis de fe, explicó que gracias a “esta oscuridad que sufrió la hizo depender de la misericordia de Dios y al saber que había experimentado esta misericordia era consciente de tener que darla a los demás”.
“Hizo votos de no rechazar jamás a Jesús. Comprendía qué significaba para ella la oscuridad”, aseguró.
Sor Prema también habló sobre la llamada “noche oscura” o crisis de fe que padeció durante algún tiempo la Madre Teresa al igual que otros muchos santos. “Ella no hablaba de esta experiencia de oscuridad, al menos a mí, pero no nos sorprende porque el amor y la profundidad de este abandono a Dios era una experiencia muy importante y personal. Abandonarse a Dios por Ella era importantísimo”.
Sor Prema agregó que “su sonrisa era el mejor regalo para Jesús y para nosotras mismas. La gente al ver esta sonrisa no tenÍa tristeza en el corazón y entendían que de ella derivaba una esperanza y amor por el Señor".
Sobre cómo vivía su pobreza, la Superiora explicó que “era muy sencilla, muy atenta a no tener nada en particular, nada extra”. “Era siempre muy obediente y si el médico le prescribía las medicinas ella obedecía las indicaciones”.
“Ella pensaba que todos hemos sido creado para amar y ser amados” y esto “lo demostraba a las personas”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 2 de septiembre de 2016
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