Fenbert estuvo recientemente en la capital del Kurdistán iraquí, donde desde mediados de año se encuentran más de 100.000 personas provenientes de Mosul, Qaraqosh y otras ciudades de la planicie del Nínive que ahora están bajo control del Estado Islámico (ISIS).
El invierno “no está lejos y muchos refugiados todavía viven en tiendas que no tienen servicios higiénicos” ni privacidad, expresó la representante de AIN. Además, indicó que el año escolar ha comenzado y las personas que están viviendo en las escuelas tienen que dejarlas lo más pronto para evitar tensiones con los pobladores locales.
“La Iglesia está casi sola en la atención de los refugiados. El Gobierno iraquí no ha hecho nada por ellos. Las tiendas de los refugiados están en las propiedades de las parroquias. La Iglesia en Irak necesita urgente apoyo económico desde el exterior y este tiene que llegar rápido”, señaló.
En ese sentido, indicó que AIN, en colaboración con la Iglesia local, concluirá a fin de mes la construcción de módulos para alojar a 4.000 personas, los cuales formarán la aldea P. Werenfried –en honor al fundador de AIN-. Además se tiene proyectado alquilar alojamientos para los refugiados en las cercanías de Erbil y construir cuatro escuelas en esta ciudad y cuatro más en Dohuk.
Asimismo se brindará alojamiento a los sacerdotes y religiosas que hay entre los refugiados. Se apoyará al seminario mayor de Irak –que tiene 28 seminaristas- y al Babel College, el único instituto en el país que enseña teología y filosofía. Además se distribuirán paquetes de alimentos a unas 8.000 familias y 15.000 cajas navideñas para los niños.
Sin embargo, el número de refugiados es mayor y donde se alojan no se puede llamar vivienda, pues hay de ocho a diez personas viviendo en una tienda de campaña, así como de 22 personas alojados en un salón de clases. Durante el día los colchones son apilados, mientras que otros se quedan echados todo el día. “Bajo esas condiciones no hay privacidad. Y las condiciones sanitarias son muy pobres”, señaló al relatar la “situación degradante” de muchos refugiados.
Fenbert indicó que los obispos transmiten lo que cientos de personas dicen. “Los cristianos –señaló-, se sienten traicionados. Traicionados por el gobierno central in Bagdad, traicionados por sus antiguos vecinos musulmanes, y traicionados por la comunidad internacional”. “Sienten que son percibidos como simple daño colateral en un juego de poderes geopolíticos”.
El principal objetivo es sobrevivir al invierno, indicó Fenbert. Más de la tercera parte de los cristianos iraquíes viven como refugiados en su propio país. Los padres necesitan conseguir un trabajo y los jóvenes culminar sus estudios, señaló.
Por su parte, la portavoz de Cáritas en Jordania, Dana Shahin, informó a la prensa internacional que más de 3.200 iraquíes cristianos se han refugiado en Jordania desde el mes de agosto tras ser obligados a huir de sus casas por el Estado Islámico. Asimismo, indicó que en los próximos días llegarían otras 800 personas.
“La mayoría de los refugiados cristianos están alojados en iglesias. Parte de ellos se han registrado en la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)", añadió Shahin, e indicó que muchos de los refugiados están buscando migrar a Estados Unidos o hacia Europa.
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