“Sabemos que el que divide, el diablo, no solo nos separa de Dios, sino que separa a las personas, las familias, separa además también de la realidad, porque –por desgracia-, a veces se dan situaciones de enajenación, también mental, que son secundarias a las actividades demoniacas paranormales”, indicó en declaraciones a Radio Vaticana.
Agregó que “el número de personas que se dirigen a las prácticas demoniacas está en constante aumento, y tienen graves daños sociales, psicológicos, espirituales y morales. Esto nos preocupa porque tenemos a su vez un aumento de las actividades demoniacas, y de manera especial acosos, obsesiones y sobretodo posesiones diabólicas”.
El experto señaló que en ocasiones se menosprecian los serios efectos de que pueden tener las prácticas demoniacas. “A veces, la misma actividad demoniaca común –la tentación-, no es tomada en consideración por quien tiene una fe tibia. En efecto, nosotros animamos a una vigilancia mayor”, dijo.
En este sentido, Cascioli afirmó que vivimos en un momento histórico particularmente crítico, donde las prisas, la superficialidad, el individualismo exasperado, y la secularización, parecen dominar a nuestra sociedad.
“La lucha contra el mal y el maligno es una emergencia cada vez mayor. Esto es debido claramente, además de a la acción directa del enemigo de Dios, a la disminución de la fe, a la anomia, es decir, la falta de valores y el relativismo cultural al acecho. Por otro lado, asistimos a un continuo proliferar de mensajes mediáticos, libros, programas de televisión y cinematográficos que, de algún modo, sobre las vías del sensacionalismo y del espectáculo, incentivan especialmente a las nuevas generaciones a ocuparse del ocultismo, el satanismo, y a veces a practicarlo”, lamentó.
“El debilitamiento de la fe golpea mucho la incidencia que tienen estos fenómenos de las actividades demoniacas paranormales especialmente en las jóvenes generaciones y también sobre las familias”, y “seguramente, un cierto laicismo difundido en nuestra sociedad no nos ayuda”, concluyó.
El pasado 13 de junio, la Congregación para el Clero del Vaticano reconoció jurídicamente a la AIE con personalidad jurídica privada internacional de fieles.
La idea de reunir en asociación a los exorcistas fue del Padre Gabriele Amorth, reconocido exorcista de la diócesis de Roma (Italia), quien, desde los años ‘80s advierte del gran número de testimonios sobre los peligros y amenazas del diablo debido a prácticas ocultas.
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