Arzobispo llama al Perú a “una reconstrucción” moral ante desastres y corrupción

LIMA, 27 Jul. 17 / 10:24 am (ACI).- El Arzobispo de Piura y Tumbes, Mons. José Antonio Eguren, presidió el Tedeum con ocasión del 196° aniversario de la independencia del Perú y afirmó que el país necesita “una reconstrucción moral”, porque si en ella la reconstrucción material de los lugares afectados por las lluvias -y que dejó miles de damnificados- “será imposible” o sus frutos serán escasos.

En la Eucaristía y Te Deum celebrado en la Basílica Catedral de Piura por la fiesta de la independencia nacional que se conmemora este 28 de julio, el Prelado pidió rezar por los más de 20 mil damnificados en Piura y unos 100 mil en todo el país, que dejaron las lluvias e inundaciones del Niño Costero de principios de año.

Indicó que esta tragedia “no se limita simplemente a pérdidas materiales o de infraestructura, sino que tiene rostros y nombres, historias de sufrimientos de familias y de personas, de compatriotas y conciudadanos”.

En ese sentido, exhortó a las autoridades peruanas a que envíen con brevedad los recursos necesarios para aliviar las necesidades de los piuranos antes de que otro desastre natural “los condene nuevamente a sufrir la inseguridad, el hambre, la insalubridad, y la tragedia de la pérdida de sus seres queridos y de sus bienes materiales”.

“Los damnificados de nuestra Región no pueden esperar más”, afirmó.

Mons. Eguren también destacó que además de la reconstrucción material, “apremia reconstruir en nosotros y entre nosotros, la unidad, la honestidad, la laboriosidad, la justicia, la predilección por los pobres, el poder entendido como servicio al prójimo, y la pasión de trabajar por el bien común”.

“Sin esta reconstrucción moral, la material será imposible o en el mejor de los casos sus frutos serán escasos”, afirmó.

Por otro lado, el Arzobispo de Piura también pidió combatir la desunión entre los peruanos que “en vez de continuar dándonos la mano, como hicimos en aquellos dolorosos meses, ahora hemos vuelto a darnos la espalda”.

“Vuelven a surgir los ataques y recriminaciones, el partidismo y los intereses particulares y de grupo, el oportunismo y el afán de lucro”, señaló.

El Prelado también advirtió que la corrupción es “un mal que ha alcanzado hasta las esferas más altas del poder político nacional”.

Con ello se refiere a diversos escándalos políticos que ocurrieron este año como la prisión preventiva a la que fueron enviados el expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia para evitar que se fugaran del país.

Actualmente ambos son investigados por haber recibido presuntamente unos 3 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht para financiar la campaña presidencial del 2011.

Asimismo, a fines de 2016, Odebrecht admitió haber pagado 29 millones de dólares en sobornos a distintos funcionarios entre 2005 y 2014 para obtener licitaciones de obras públicas en Perú.

Mons. Eguren indicó que para desterrar la corrupción “nos hace falta redescubrir que nos necesitamos los unos a otros; que cada uno de nosotros tiene una responsabilidad por el hermano, especialmente por el más pobre y necesitado”.

“Cuando se pierde esa perspectiva de destino común que nos hermana, los intereses particulares, unidos al interés económico, llegan a prevalecer sobre el bien común y sobre el poder entendido como servicio.   

En su homilía, el Arzobispo de Piura también advirtió sobre el peligro de la proliferación de la ideología de género en la nueva currícula de educación básica autorizada por el Ministerio de Educación.

Recordó que los obispos del Perú publicaron un comunicado en enero de este año donde pedían que se retire la ideología de género de la currícula.

“La ideología de género es la pretensión arrogante del hombre moderno de querer ser pura autonomía, de querer ‘crearse’ a sí mismo y ser ‘Dios’, y esto es metafísicamente imposible, ya que el hombre, al pretender emanciparse de su cuerpo, de su esfera biológica, acaba por destruirse a sí mismo. La persona humana no puede inventarse a sí misma”, manifestó Mons. Eguren.

Por lo tanto, el Prelado exhortó a “defender y afirmar la dignidad de cada persona humana creada a imagen y semejanza de Dios; su derecho inalienable a la vida desde la concepción hasta su fin natural, así como el reconocimiento de su dignidad trascendente y por ende su derecho humano a la libertad religiosa”.

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