"Nuestro bello y pequeño niño se ha marchado. Estamos muy orgullosos de ti", dijo la madre Connie Yates en un comunicado, citado por The Guardian.
El pequeño Charlie, que iba a cumplir un año el próximo viernes, sufría del síndrome de agotamiento mitocondrial, una rara enfermedad genética que causa debilidad muscular progresiva y puede provocar la muerte en el primer año de vida.
La enfermedad le había sido diagnosticada por el hospital Great Ormond Street de Londres (Reino Unido). Sin embargo, pese a que sus padres habían conseguido donaciones para llevarlo a Estados Unidos, un juez británico ordenó en abril detener el soporte que lo mantenía con vida a pedido del hospital inglés. Chris y Connie apelaron sin éxito hasta llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que dio la razón al centro médico.
Ambos progenitores no cesaron en sus esfuerzos, a los que se sumaron ofrecimientos de institutos extranjeros y del Hospital Pediátrico Bambino Gesú de Roma para acoger al bebé. Sin embargo, el tiempo transcurrido por los problemas legales hizo que el mal del Charlie siguiera agravándose.
Ante esto, el lunes 24 Chris Gard y Connie Yates anunciaron su decisión de finalizar la larga batalla legal, pues “mucho tiempo ha sido desperdiciado”.
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