6 historias de conversión y solidaridad en la JMJ Cracovia 2016

CRACOVIA, 31 Jul. 16 / 12:42 pm (ACI).- La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Cracovia ha sido una semana muy intensa donde los jóvenes se han podido encontrar con Jesucristo a través de los eventos con el Papa Francisco, los festivales de música, las catequesis y la compañía de miles de peregrinos de todo el mundo. Aquí te presentamos algunos testimonios de conversión y caridad de estos muchachos.

Walter Marroquín es de Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos, un lugar considerado de los más violentos del país. Tiene 23 años y cuenta a ACI Prensa su experiencia.

“Tuve un amigo que falleció por culpa de la violencia y también personas cercanas que han sufrido, fueron secuestradas o extorsionadas. Pero estando de la mano de Dios, de la oración se mantiene viva la esperanza pues el mal se va a acabar porque Jesús ya venció. Dios siempre hace algo a pesar de la violencia.”, manifestó.

Al inicio no estaba cerca de la Iglesia Católica y se convirtió luego de que unos amigos le pidieron colaborar con la catequesis de confirmación. Se animó a ir a la JMJ porque escuchó varios testimonios sobre el evento.

Gustavo Quijano es un colombiano que trabaja como voluntario en la JMJ de Cracovia a raíz de una experiencia de conversión en la JMJ de Río de Janeiro 2013.

Su hermana lo animó a ir como voluntario “Ella me dijo ‘va a ser muy especial para ti y vas a ver el cambio’. Al final mi hermana no pudo ir por trabajo, pero yo si fui”.

“Llegué a Río y fue ver la juventud de Cristo, todos unidos con un mismo propósito que es servir en la jornada. Fue sentir la fe con todos los jóvenes y renovar la fe que estaba tibia en mí. Lo que más me impactó fue la Vigilia, es estar con los jóvenes y a la vez sólo con Cristo. Sentí el llamado y me animé a seguirlo”.

Gustavo comparte que lo que le ocurrió “fue una conversión fuerte porque antes no creía mucho en la Iglesia pero ahora si ya sigo el camino lago de ser un católico.Empecé a ir a Misa todos los días. Mi familia y mis amigos se dieron cuenta del cambio. Algunos me preguntaban por qué estaba tan feliz”.

Ahora tiene 26 años y vive en Alemania. Cuando termine la JMJ, planea viajar a Lourdes para servir como voluntario.

Santiago Adame Alemán es un seminarista mexicano de la sociedad de vida apostólica los Cruzados de Cristo Rey. Llegó a Cracovia con otros tres seminaristas porque ganó un concurso de escritura filosófica organizado en su institución. El premio era el permiso para viajar a Cracovia pero ellos tenían que recaudar el dinero necesario en 16 días.

Ellos escribieron una carta a San José pidiéndole todo lo que necesitaban como boletos de avión, de tren ,etc.

“Gente muy generosa que apostaba por la formación de los seminaristas quería que vinieramos. La verdad es que es un don inmerecido. Nos damos cuenta cuantos dones nos va dando Dios. Hicimos el Camino de Santiago, conocimos Roma, la tumba de San Pedro, San Pablo y de muchos santos”, comentó a ACI Prensa.

Santiago añadió que la JMJ “me hace sentir feliz, me ha ayudado a consolidar mi vocación y a descubrir cuánto Dios ha hecho por mí”.

Ana Ruiz es una joven mexicana de 22 años y tenía dudas de fe antes de venir a la JMJ de Cracovia. Ella quiso ir a Brasil pero no tenía dinero así que decidió ahorrar para la siguiente jornada. Cuando se acercaba la fecha se alejó de la Iglesia y no quiso ir. “Hablé con un obispo y el me dijo que si Dios me había dado los medios para ahorrar tenía que ir. Son señales divinas”, contó a ACI Prensa.

Ana llegó a Cracovia y comentó que “me había alejado de Dios, pero al llegar a aquí y al ver a tantos jóvenes, sobretodo en el Santuario de la Misericordia y al estar frente a la imagen del Señor de la Misericordia me volví a sentir llena de ese amor, de la mirada de Dios y mi fe ha vuelto”.

Paulina Milajko tiene 18 años, es originaria de Cracovia y trabaja en un supermercado ocho horas y media al día. Ella sabía que la JMJ sería en su ciudad pero no se animó a participar hasta que una profesora le comentó sobre la ceremonia de acogida al Papa Francisco.

Tomó la decisión y fue sola a Blonia: “fue una experiencia muy bonita. Es la primera vez que lo vi y no puedo esperar para volver a verlo. También conocí muchos amigos.”

Paulina comentó que pidió permiso y tuvo que trabajar dos horas extra. “Pero no me arrepiento, valió la pena”.

Robert tiene 21 años y ha venido como peregrino desde Estados Unidos, y esta es su primera JMJ. Fue invitado por el líder de su parroquia en Texas. Para poder cubrir los gastos del viaje él tuvo que trabajar.

“También mis amigos, gente de la parroquia y mi familia me dieron el dinero. Les conté sobre este evento y estaban muy felices por mí así que me apoyaron”.

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