Foto: Facebook Savianoin Fiore
ROMA, 09 Jul. 14 / 07:26 am (ACI/EWTN Noticias ).- El arte no tiene límites para un grupo de jóvenes artistas de Nápoles, Italia, elaboró con sales de colores, un tapiz gigante del rostro del Santo Padre en las calles cercanas al Vaticano.
El grupo de artistas pertenece a la Asociación “Saviano in Fiore”, especializados en el arte efímero, es decir, el diseño de imágenes concebidas bajo un concepto de fugacidad en el tiempo, y que en esta ocasión fue adaptado a las calzadas romanas.
Según informó Marigliano.net, el tapiz del Papa ocupó una superficie de 30 metros cuadrados y se realizó en 16 horas de trabajos, atrayendo la atención de más de 150 mil fieles y turistas de Roma.
El diseño formó parte de la “Infiorata Histórica de Roma”, organizada del 28 al 29 de Junio por la Pro Loco de Roma para celebrar la fiesta de los Patronos de Roma, San Pedro y San Pablo.
La “Infiorata” suele ser una fiesta de tradición popular que consiste en decorar con alfombras florales las calles de la ciudad. Suelen mostrar escenas religiosas y motivos ornamentales, que muchas veces se convertir en verdaderas obras de arte.
Junto al Papa Francisco, también fueron transportados al mundo del arte efímero las figuras de Jesucristo, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de Luján, San Francisco de Asís, y hasta San Juan Pablo II. Todos ellos fueron diseñados a partir de 500 mil flores, dos toneladas de sal, y 100 sacos de serrín.
En el encuentro participaron cincuenta delegaciones de artistas provenientes de todo el mundo, entre ellos, Argentina, México, Japón, España, y Alemania.
Los tapices no pasaron inadvertidos por el Papa Francisco, quien bendijo a los artistas y agradeció su esfuerzo: “Saludo a los artistas de tantas partes del mundo que realizaron una gran ‘Infiorata’... Fueron muy buenos estos artistas. ¡Felicidades!”, expresó el Pontífice el domingo 29 de Junio en sus palabras posteriores al rezo del Ángelus.
La primera “Infiorata” de Roma se remonta al año 1625, durante el pontificado del Papa Urbano VIII, cuando Benedetto Drei, responsable de la Floristería Vaticana, quien decidió celebrar a los santos patronos de Roma con flores de colores.
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