SANTIAGO, 24 Oct. 17 / 04:13 pm (ACI).- Una vida de delincuencia y drogadicción llevaron a Khristian Briones a pasar 10 años en la cárcel, en los que además de pagar sus culpas, inició un camino de fe y conversión a través del rezo del Santo Rosario.
Desde niño vivió en la pobreza y al cuidado de sus abuelos. Creció en medio del alcoholismo, la violencia familiar y la drogadicción. La falta de oportunidades y el hambre que padeció lo llevó a admirar a aquellos que robaban camiones de comida para repartirla entre la gente.
Vivió su niñez y adolescencia en centros de detención de menores donde se “culturizó en la delincuencia”, robó para tener dinero y apostar en juegos de salón, probó las drogas, “me hice más adicto y más violento”, dijo Briones en conversación con ACI Prensa.
Cuando delinquía, Khristian oraba a la Virgen de Montserrat, considerada patrona por los delincuentes. Muchas noches, en reclusión, pedía a Dios y la Virgen para que lo salvaran de morir. Sin embargo, su carácter y liderazgo en la cárcel lo llevó a tener más de un enemigo y por eso sufrió unas veinte puñaladas, dos balazos y quedó con un tercio del cuerpo quemado.
En ese escenario, Khristian pasó cinco años en el Taller de Rosarios de la Fundación Paternitas, dedicada a la rehabilitación, capacitación e inserción de reclusos. Él y algunos internos de la cárcel de Puente Alto y San Bernardo, en Santiago, recibían el material con los que confeccionaron 3500 rosarios de madera mensualmente, a cambio de un aporte económico que ellos enviaban a sus familias.
Este hombre de 39 años dijo que “el Rosario es una luz en la oscuridad de la cárcel”, ya que permite que “los chiquillos (reclusos) se acerquen a Dios. La gran mayoría cree en Dios, en la Virgen de Montserrat pero, tienen mal enfocada la fe. Eso me pasaba a mi, era católico a mi manera”.
Khristian dijo que en ese periodo no aprendió a rezar el Rosario, ni entendió su valor. Pero cuando salió en libertad llegó a la Fundación Paternitas y trabajó como auxiliar de aseo, comenzó a dar charlas motivacionales, a estudiar Trabajo Social y se hizo monitor del Taller de Rosarios.
Fue entonces cuando empezó a amar a la Virgen y a comprender este misterio de fe. Ese entusiasmo y otras circunstancias, lo llevaron a vender rosarios en los buses; compartió “su trabajo” con unos ocho reclusos que también salían en libertad, como una forma de sostenimiento económico inicial.
Una situación particular gatilló en Khristian una depresión y recaída en la drogadicción. Renegó contra Dios, dejó de rezar y fueron las sencillas palabras: “Que Dios lo bendiga”, luego de regalar unos cigarrillos, las que lo encauzaron nuevamente por el camino de la fe.
“Lloré, recé y me aferré al Santo Rosario, retomé mi fe y al cabo de un mes y medio empezó a salir todo. Es muy potente la oración”, aseguró.
En este reencuentro con Jesús, Khristian Briones asumió la difusión en terreno de la campaña de oración “Un Millón de Rosarios por el Papa, la fe, la vida y la familia” en Chile, para “que nos pongamos en ‘modo Papa’, le podamos dar un buen recibimiento y que su mensaje llegue al corazón de los chilenos”, los días que visite el país entre el 15 y 18 de enero de 2018.
“Gracias a esto yo estoy conociendo más a mi Iglesia. He conocido parroquias y curas. Estoy preparándome para mi confirmación y quiero casarme, tener hijos. Yo antes no pensaba en eso”.
“Doy fe que Dios sí existe y la Virgen está contigo cuando haces las cosas bien y te puede cambiar. La Virgen me ayudó a no morir, me ha ayudado a salir adelante, a prepararme como persona y profesional, para dar testimonio. Dios me está puliendo para ser mejor cristiano, me está puliendo como una vasija de barro, para ser un vaso nuevo”, reflexionó.
Esa es la esperanza que Khristian quiere transmitir a las personas que están en reclusión y lo piensa hacer a través de “un taller de rosarios unas cuatro veces a la semana, con catequesis y Misa incluida”.
Asimismo, busca impulsar una fundación de rehabilitación y reinserción y está seguro que con “oración se puede llegar a la meta”.
Por ahora, continúa con charlas motivacionales a estudiantes de colegios para que ellos “tomen conciencia y sean actores sociales. Y si es que se caen, vuelvan a pararse”, precisó.
También, en estos espacios, Khristian aprovecha de difundir la campaña “Un Millón de Rosarios” pues sabe que la visita del Papa Francisco hará un bien al país; más aún a la población femenina del Centro Penitenciario de Mujeres de Santiago, único recinto de reclusión que será visitado por el Pontífice.
“Será una bendición para la cárcel recibir esta visita de esperanza, de amor, de alegría como es él; bien carismático, cercano, de sonrisa, eso hará mucho bien. Nos hará bien a todos porque él invita a salir, a ser cercanos. Con este espíritu franciscano nos llama a que salgamos a evangelizar, que seamos una Iglesia en salida”.
También te puede interesar:
Un millón de Rosarios por el Papa, la fe, la vida y la familia en Chile https://t.co/zw4Sezt0g3
— ACI Prensa (@aciprensa) 22 de octubre de 2017
Publicar un comentario