REDACCIÓN CENTRAL, 04 Jul. 16 / 04:08 pm (ACI).- Los católicos españoles, aunque acostumbrados a las cotidianas ofensas del laicismo, no dejaron de sorprenderse cuando la revista de ultraizquierda "Mongolia" publicó en Twitter un saludo por el día del orgullo gay con la imagen de un Corazón de Jesús pintada con el arcoíris homosexual y el lema "Viva Cristo Gay".
El tuit del 2 de julio de este año reprodujo la portada que Mongolia publicó originalmente en abril de 2015 –una de las tantas dedicadas a mofarse de la religión– en la que entre otras cosas decía: "¡Viva Cristo Gay!"..."si este tipo que se llama Cristo dijo que todos somos él y muchos de nosotros somos gays. ¡No se hable más! ¡Viva Cristo Gay y Súper Dios gay y la Madre que los parió!"
Un abrazo a todos los que celebráis hoy el #OrgulloLGTB. pic.twitter.com/h9RS27YWKA
— Revista Mongolia (@revistamongolia) 2 de julio de 2016
La publicación, a la que siguió una retahíla de afrentas a los católicos vía su cuenta de Twitter, ha llevado a muchos a preguntarse qué es la revista Mongolia, y quién es Gonzalo Boye, el extraño personaje chileno detrás de su anticlericalismo.
Gonzalo Boye estudió en el elitista colegio de origen británico chileno The Mackay School, para después licenciarse en Ciencias Políticas y en Economía por la universidad alemana de Heidelberg. Llegó a España en 1987 junto con otros chilenos de ultraizquierda que escapaban de la dictadura pinochetista, y en 1992 fue detenido –junto con otras tres personas de nacionalidad chilena– como sospechoso de haber participado en los secuestros de los empresarios Emiliano Revilla y Manuel Prado, ambos perpetrados por la banda terrorista ETA. Tanto Boye como el resto de los detenidos eran miembros o simpatizantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) nacido en Chile.
Boye fue finalmente acusado de colaborar en el secuestro de Revilla, por el que en 1996 fue condenado a una pena de catorce años de prisión.
En la cárcel se matriculó en una universidad a distancia y completó la licenciatura en Derecho, lo que le mereció una reducción de pena. Así, en 2002, seis años después de haber sido encarcelado, fue puesto en libertad.
Boye se dedicó al derecho aprendido en la cárcel y, según un medio chileno, se convirtió en "un abogado que tiene de clientes a todos los criminales que llegan desde Latinoamérica", y que es "representante de varios chilenos detenidos por robos, estafas, fraudes y delitos económicos en España".
Al mismo tiempo, Boye, siempre leal a sus ideas de extrema izquierda, buscó rápidamente la atención internacional defendiendo a militantes palestinos antisraelíes y a los terroristas recluidos en la base naval de Guantánamo en Cuba, a la vez que se convirtió en abogado defensor de presuntos terroristas españoles como Rodrigo Lanza, quien junto con otros militantes fue condenado a 5 años de prisión por agredir en febrero de 2006 a un policía de Barcelona que quedó en estado vegetativo irreversible.
Pese a su pasado cercano al terrorismo del MIR y ETA, Boye, casado con su socia Isabel Elbal y padre de tres hijas, atiende desde su confortable estudio en la Calle del Pilar de Zaragoza en la capital española y, según detalla una entrevista publicada en el diario chileno El Mostrador, “se desplaza por Madrid al volante de un Mercedes Benz y suele cruzar España en el AVE, el tren de alta velocidad”.
Boye siempre ha negado su vínculo directo con el secuestro perpetrado por ETA, pero según los registros del juicio que se le siguió junto a los otros tres chilenos del MIR, Boye "no niega haber prestado su coche marca Chrysler 150 ranchera, de matrícula alemana, a Ramiro Silva Vial, para efectuar vigilancias".
El terrorista Ramiro Silva también identificó a Boye como la persona que "le había prestado el coche de su propiedad dos veces para las vigilancias, participando en estas con pleno conocimiento". Con esos elementos, la Audiencia Nacional española señaló que las actividades de Gonzalo Boye y de los chilenos Alexis Corvalán y René Valenzuela son tipificadas por el Código Penal como un delito de colaboración con banda armada, por haber realizado "actos de colaboración, favorecedores de la realización de una actividad de la banda terrorista ETA y la consecución de sus fines de extorsión".
Más aún, el exfiscal de la Audiencia Nacional, Ignacio Gordillo, dijo en marzo de este año, hablando de Boye "que esas personas que han sido condenadas por ello, lógicamente pueden tener una vinculación con los terroristas, llámale colaboración, participación o inducción. Y con una pena de diez años, aunque la haya cumplido y se haya rehabilitado, yo creo que como cuestión de historia y como cuestión de que ha ocurrido, no pasa ningún problema porque se cite en un medio de comunicación. No se están haciendo opiniones particulares ni subjetivas de si una persona es más o menos terrorista, sino refiriéndose a una sentencia condenatoria en firme del Tribunal Supremo".
En el mismo sentido, cuando se hizo público que Boye estaba defendiendo a la esposa chilena de una de las víctimas del ataque terrorista contra el metro de Madrid del 11 de marzo, la influyente Asociación Víctimas del Terrorismo remitió un comunicado a los medios de comunicación señalando que "es una inmoralidad y una desfachatez que alguien que ha provocado tanto dolor ejerciendo una actividad criminal esté ahora representando, como abogado, a otra víctima del terrorismo"; y se preguntó "qué hace un ex colaborador de la banda terrorista ETA defendiendo a una víctima del brutal atentado del 11-M".
Además de editar Mongolia y convertirla en una frecuente fuente de ofensas contra los católicos, Boye es –según la revista chilena El Dinamo– un abogado "de esos que disfruta apareciendo en la prensa, dando entrevistas y siendo parte de los casos más televisivos”.
En efecto, en el año 2014 Boye se incorporó, por razones puramente publicitarias, al equipo jurídico que defiende a Edward Snowden, el antiguo empleado de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana acusado por el Gobierno de Estados Unidos de divulgación de secretos de Estado. Snowden, que vive en Rusia desde que escapó de la justicia norteamericana, ni siquiera está enterado de que su "equipo" de abogados incluye al ex recluso chileno.
Boye es además un habitué en los documentales de izquierda como "The Guantanamo Trap", "Ciutat Morta", "Citizenfour"; y recientemente ha producido un largometraje documental a estrenarse este año bajo el modesto título de "Boye".
Desde el mensual Mongolia, el ex recluso se ha dedicado a ridiculizar al cristianismo bajo el argumento de que "la libertad religiosa de nadie no es más valiosa que la libertad de expresión de otros".
Entre otras, las carátulas de Mongolia han propuesto la celebración de una "semana satán" como alternativa a la Semana Santa, han presentado a un Cristo crucificado con un chaleco explosivo como a punto de cometer un atentado terrorista y ha utilizado para fines vulgares la imagen de la Virgen de la Macarena de Sevilla.
Y cuando a Boye se le preguntó "¿Qué exclusiva les gustaría dar en portada?", respondió "El papa confiesa: lo de dios es un camelo (farsa)". Pero su inquina hacia Dios parece limitarse al Dios cristiano. En efecto, salvo una tímida caricatura sobre Mahoma publicada en solidaridad con el atentado contra la revista parisina Charlie Hebdo, Mongolia nunca se ha atrevido a mofarse de los musulmanes. Y no han sido pocos los que han acusado a la revista de cobardía por este motivo.
En el caso de la ridiculización de la imagen de la Virgen de la Macarena de Sevilla, Boye respondió a una carta notarial de la cofradía manifestando su desprecio por la religión católica y su visión del humor antirreligioso: "En cualquier caso, si alguien se ha podido sentir molesto, por no entender la sátira, lo sentimos pero el espíritu de la Revista Mongolia es el que es y los principios informadores basados en el humor, aunque no guste a algunos, seguirán siendo los pilares sobre los que se asiente nuestra publicación".
Los pilares de Mongolia, sin embargo, no resultaron ser tan firmes: dado que la carta notarial de la cofradía incluía enérgicas y específicas amenazas de acción judicial, Boye retiró inmediatamente la imagen ofensiva tanto de la página web como de la propaganda que había preparado para el lanzamiento de Mongolia en Sevilla. Y sus críticos siguen esperando que Boye muestre con los musulmanes, especialmente los radicales que vienen desolando Europa, algo de la virulencia que tiene reservada a los católicos.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 3 de julio de 2016
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