Se trata de la iniciativa “Hacia la Cima”, de la organización Más Allá del Deporte (http://www.masalladeldeporte.cl/), en que un grupo de jóvenes, junto a sus familias y a deportistas profesionales y amateurs, suben juntos cerros de Santiago de Chile, para conjugar el deporte, la naturaleza y la espiritualidad.
Bastones, mochilas adaptadas para llevar a niños pequeños, alegría y fraternidad es la tónica de estas jornadas cuyo objetivo es “hacer que el Señor Jesús y los valores entren con más fuerza en el mundo de los deportistas y así ver juntos cómo la vida cristiana se asemeja mucho a la subida de un cerro”, explicó la hermana María José Correa de las Siervas del Plan de Dios y parte del equipo organizador.
“Lo importante es fijar la mirada en la meta, dejarse ayudar y alentar por los demás, animar al otro y verlo como hermano y a su vez descubrir el sentido de esos momentos en los que se hace más difícil la subida”, agregó.
Durante las caminatas se hacen tres paradas para meditar sobre virtudes del deportista y la vida cristiana, en línea con el impulso motivado por la Conferencia Episcopal de Chile a ser una Iglesia en salida en el contexto de la llamada Misión Territorial. Al llegar a la cumbre los jóvenes, junto al sacerdote que los acompaña, celebran juntos la Santa Misa.
“Ese Dios que ha creado toda esta hermosa naturaleza es también quien nos ha creado a cada uno de nosotros y ha puesto en nuestro interior un deseo de infinito. Es algo que nos lleva a buscar siempre más allá. En los deportes se ve muy clara esta búsqueda, pues siempre queremos dar más, alcanzar algo más, más grande, más fuerte. Ese anhelo interior nos habla de nuestra necesidad de Aquel que es infinito y que sólo podremos saciar en Él”, explica el P. Sebastián Correa E., Capellán de la Universidad Gabriela Mistral.
En la más reciente escalada, a principios de agosto, los jóvenes pusieron una cruz en la Cima del Cerro Manquehue en Santiago, donde dejaron inscritas las intenciones por las que habían ofrecido el esfuerzo del ascenso.
En esa ocasión fueron acompañados por el destacado tenista chileno Jaime Fillol, que tiene el récord del set más largo en la historia de la Copa Davis y que ahora forma parte del equipo organizador de esta iniciativa.
“Cuando estaba jugando en Wimbledon, fui a una Iglesia para pedirle a Dios que me ayudara a ganar el partido. Finalmente lo perdí. Ahí comprendí que Dios nos enseña a ser humildes, a entender que los triunfos no son necesariamente lo que nos ayuda más en la vida y nos hace mejores personas. El deporte te ayuda a crecer en humildad y a comprender, que por más importante que sea un campeonato, siempre en la vida habrán cosas más trascendentes”, comentó .
Los acompañó también la seleccionada chilena de hockey, Paula Valdivia, quien afirmó que el “arte del trabajo en equipo es también confiar a ciegas en tu compañero, que al final es lo mismo que uno hace cuando cree en Dios”.

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