Imagen referencial. Foto: Sara Musico (CC-BY-NC-SA-2.0)
PHOENIX, 14 Jul. 14 / 05:14 am (ACI/EWTN Noticias ).- Melanie Pritchard, una mujer estadounidense que “murió clínicamente” durante el parto de su hija, Gabriella, hace cuatro años, le escribió una carta a su hija para que la lea cuando crezca, en la que le recuerda que “la vida es un regalo; no es algo que nos deben”.
En un texto publicado en el sitio web LifeSiteNews, Melanie, quien es fundadora del programa de formación para chicas católicas Vera Bella, recordó que tuvo una “muerte súbita por un embolia de líquido amniótico”.
Previamente, Melanie había elegido para dar a luz un hospital con un médico gineco-obstetra pro-vida “que yo sabía que valoraba la vida en todas las etapas”, pues sabía que “no todos los hospitales y sus médicos ven al niño por nacer igualmente humano y valioso como sus madres”.
Tres días después del parto, la madre de Gabriella despertó en la unidad de cuidados intensivos de otro hospital, aún luchando por su vida, con el apoyo de su esposo, Doug.
Cuatro años después, en la carta escrita para su hija, Melanie le relató que “morí durante tu nacimiento y tras la lucha más grande por mi vida, Dios, trabajando a través de las manos de los médicos, salvó mi vida”.
“Volver de la muerte me ha recordado que debes asegurarte que no has dejado nada sin decir a aquellos que amas. Eres muy joven para que te diga todas las cosas que quiero que conozcas sobre la Vida, así que estoy escribiendo esta carta para que tengas mis palabras impresas en papel para que siempre las puedas leer”.
Melanie continuó indicándole a su pequeña que “no te conocí por dos días después de tu nacimiento, y la memoria de eso es confusa. No tener claridad en ese momento me ha enseñado a nunca dar por asegurado cada momento que tienes con la gente que amas porque podría ser el último. Atesoro cada momento que tengo contigo”.
“Cuando sonríes, iluminas la habitación. Nunca pierdas esa alegría infantil”, le pidió a Gabriella.
Melanie le aseguró a su hija que “papá y yo haremos lo mejor que podamos para criarte para ser santa y que busques el cielo, y te propondremos la belleza que Dios ha creado para ti, pero al final debes aceptar esa propuesta”.
“Podrías estar tentada a vestirte, hablar y actuar como otros, pero Dios te hizo diferente de todos por una razón. Debes saber cuándo liderar y cuándo seguir. Saber cuándo hablar y cuándo ser silente. Buscar la libertad del bien sobre los límites del mal”.
“Recuerda”, continuó Melanie en su carta para Gabriella, “Cristo murió en una cruz por ti, para liberarte. Aférrate a Él, a tu Salvador, en tiempos de sufrimiento y lucha, y cuando sufras, no dejes que se desperdicie. Ofrécelo como una oración por aquellos que lo necesitan. Abraza el sufrimiento como Cristo lo hizo”.
“Puedes perder a gente en la vida. Casi me pierdes en tu nacimiento. Siempre confía en el plan de Dios incluso cuando no estás de acuerdo. Invita a Jesús en los tiempos difíciles y permítele mostrarte Su presencia”.
Melanie le recordó a su pequeña que “la vida es corta, y papá y yo no siempre estaremos cerca, pero si tienes a Dios en el centro de tu vida, Él será suficiente para ti… suficiente para satisfacer cada anhelo de tu corazón”.
“Y si hay algo que debo subrayar más que nada, reza. La oración es poderosa y salvó nuestras vidas durante tu nacimiento. Haz de cada día una conversación con Dios”.
Al concluir su carta, Melanie le dijo a Gabriella que “puedes pensar que hacer todas las cosas que enliste aquí es imposible, pero solo te pido que intentes, le pidas a Dios que te ayude y trates de ser la mujer que Dios te creó para ser. ¡Te mereces lo mejor que la vida te puede ofrecer, mi hermosa hija!”.
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