VATICANO, 30 Ago. 17 / 06:11 pm (ACI).- La diplomacia del Vaticana es una de las grandes herramientas que posee la Santa Sede para promover la paz en el mundo y resolver conflictos con gran eficacia.
En una conversación con ACI Prensa, Mons. Silvano Maria Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede en la ONU, explica que la Santa Sede “trabaja con las naciones para que la fuerza de la ley prevalezca sobre la ley de la fuerza”.
Mons. Tomasi señaló que en el mundo de hoy la interdependencia entre las naciones es más grande que nunca, lo cual favoreció “el desarrollo de una diplomacia multilateral, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta actividad diplomática multilateral adquiere cada vez mayor visibilidad y desempeña un papel cada vez más importante”.
Sin embargo, quien fuera Observador Permanente de la Santa Sede en la ONU lamentó que, por desgracia, la interdependencia es, “en muchos casos, un mecanismo de control más que de inclusión”.
Asimismo, a pesar de esa creciente conectividad multilateral entre naciones, recordó que “no podemos minusvalorar la importancia que los Estados continúan teniendo, como vemos en la gestión de los refugiados y de los migrantes”.
En este sentido, afirmó que “el papel de la diplomacia de la Santa Sede consiste en transmitir las demandas de todos. Trabaja para derribar muros y para reducir la distancia entre ricos y pobres”.
“Su punto de partida es la convicción de que cada país tiene el deber de respetar los principios consuetudinarios del derecho internacional, y las convenciones a las cuales se ha adherido libremente. Sin derecho no solo falta el orden, sino también la libertad y la paz”.
También destacó el importante papel que la Santa Sede desempeña en la redacción de las Convenciones que, periódicamente, renuevan el derecho internacional que deberán adoptar las naciones.
En la entrevista, también explicó el concepto de “unidad” defendido por la Santa Sede, un concepto que muchas veces se ha basado “en el arbitrio de la fuerza, en la voluntad de superioridad o de potencia ejercida en ocasiones por algunos miembros de la comunidad internacional”.
Por el contrario, “la aportación de la Santa Sede muestra una unidad más profunda basada en el respeto a la persona humana, de su dignidad y de su valor trascendente”.
“El cristianismo, con su dimensión universal, la catolicidad, se ha situado, y se sitúa, como instrumento para sumar, como un vínculo unitario que no tiene la tarea de relativizar o de destruir las características diferentes y peculiares de cada pueblo, sino más bien de favorecer la expresión de la realidad en la diferencia”, explicó.
Traducido y adaptado por Miguel Pérez Pichel. Publicado originalmente en ACI Stampa.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 9 de enero de 2017
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